En tu propia casa

Y, a veces, me gusta hablar en baja voz porque me acuerdo de tus cuentos infantiles para adultos, me creo que sigo estando sentada a tu lado, esperando el siguiente movimiento…como un adolescente que espera despierto en la noche de Reyes Magos. ¿Qué importa saber la verdad? Cuando tu realidad te hace más feliz que cualquier palabra sincera, empiezan a perder sentido los símbolos de contramano, se pierden los papeles, y con ellos las cerraduras. Grave error, quedarse en la calle, sin llaves, en tu propia casa.

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