Derroche

Una noche,

algún bar.

Quizás.

Quizás

Yo, nunca tuve la culpa,

puede, quizás, te obligara.

Tú, tal vez,

creíste que actuabas por mí.

O también,

hubo demasiados sobreentendidos.

Que no.

Que no existen los grises, que la vida es en blanco y negro, aunque duela. No existen los quizás, ni los puede que. Lo que existen son los sí, los no. Existen las elecciones, perder y ganar, pero no existen empates en este juego. Ríe fuerte porque cuando te toque llorar será igual de intenso. No intentes dejar posibilidades atrás, no hay retornos, tampoco escapatoria. Si te equivocas elige: te levantas y luchas hasta que caigas definitivamente o te quedas en el suelo. Si aciertas cuida el premio, pero nunca te confíes porque cualquiera puede arrebatártelo. Y si llegas al punto de no saber en qué bando juegas recuerda pedir tiempo muerto, los tuyos lo agradecerán, los que no te dejarán el camino despejado.