Para seguir mintiendo

Nunca supe lo que querías decir cuando hablabas en poemas ajenos, mucho menos cuando los fabricabas tú mismo, mezclando recuerdos e inventando personas. Me resultaba un juego divertido buscarme entre tus palabras, lo admito, y te devolvía más versos por descifrar. Era gustoso creerme Eva, lástima que Adán renunciara de nuestra tierra pero, peor aún fue cuando decidí subirme a los árboles en busca de aire fresco. Y ahora…silencio, que las palabras vuelan sin decirnos nada, y solo quedan renglones para seguir mintiendo.