Nos quedamos.

No podemos evitar caer en los juegos de miradas, en cuanto coincidimos nos encontramos. Es como intentar aparentar seriedad, es como mantenerse alegre en la adversidad. Pero ya parece que nos hacemos a la idea, ya ni siquiera pensamos en ello, ni nos buscamos ni nos sorprendemos si nos vemos. Somos cuerda sin tensar, pero muy fácil de anudar. Y nos quedamos donde estamos, porque tampoco estamos tan mal.