Y a la vez

Él estaba como ausente,

ella, ella estaba ocupada,

como siempre.

Hacía mucho que las hojas se cayeron,

pero la primavera estaba muy lejos,

como la última buena conversación.

Estaban tan juntos, y a la vez,

tan separados.

Abril

Me costó tiempo entenderlo, fueron varios inviernos y un par de veranos, pero al final entendí que en otoño las hojas deben caerse, para que la primavera tenga razón de ser. Y, aunque fue otoño el que me dio vida, aprendí a refugiarme en el frío de enero, igual que aprendí a sofocar los fuegos de julio. Pero, abril…¿Qué hago contigo?

No estás.

Te busco en la rutina como si fueras trébol de cuatro hojas, para alegrarme el día, para olvidarme de que no te puedo recordar.Ando por mis precipicios de siempre intentando verte en el fondo del agua, para tirarme sin cuidado, pero no estás.