Solo una

Ese día entendí

que ni los lunes eran tan malos

ni los viernes abren el paraíso

Porque no importa la fecha

cuando la vida es sólo una.

Acertijo

Quiero que inventemos un nuevo acertijo,

donde no tengamos que dormir separados,

donde nunca sea nunca,

o (sea) siempre.

Donde desabrocho tu cara de malo,

y tú vas besando mis lunes enconados.

Un tiempo, con espacio indefinido,

que dure lo que duran los desayunos en tu ombligo,

los recuerdos que aprovechan para sonreírte,

entre lo eterno y lo perdido.

 

 

 

 

 

 

Era la hora.

Era la hora de encerrarse fuera de casa, de acostarse tarde leyendo, de reír con los suyos. Sin extraños ni conocidos. Era la hora de levantarse con la mente en blanco y dormirse pensando en levantarse. La hora de quererse bien, aunque le faltara cariño, aunque el pasado le pisara los tobillos. Era la hora de ser consecuente, de aprender de los errores, de disfrutar de los vicios buenos y alejarse de los malos. Era la hora de diferenciar entre indispensable y dependiente, entre lo que es y lo que se cree.

Algún día.

Algún día dejaremos de confiar en lo que nos gusta creernos que es verdad y aprenderemos a ver más allá, dejaremos de ponernos muros ante las personas que sabemos que nos pueden hacer daño porque nos pueden llegar a importar demasiado, dejaremos de rodearnos de falsos amigos que no sean indiferentes y le abriremos las puertas a los que están para quedarse. Algún día no le negaremos la oportunidad a la sinceridad a cambio de una dulce mentira y nos arriesgaremos a sufrir por lo que merezca la pena luchar. Nos olvidaremos de que puede salir mal, nos olvidaremos de cuando salió fatal y pensaremos solo en lo maravilloso que puede resultar. Algún día dejaremos de conformarnos con con lo malo conocido, dejaremos de evitar los riesgos y asumiremos que a veces se pierde cuando se gana y se gana cuando se pierde.